Alberto Rabadá y Ernesto Navarro murieron en los Alpes suizos, en la cara norte del Eiger el 15 de agosto de 1963 de agotamiento y frío, tras padecer durante cinco días las temibles tormentas que afectan a la pared del “Ogro”, mientras ellos desechaban toda idea de abandono y desde fuera de la pared nada se podía hacer por su rescate. A pesar de las duras condiciones y de lo limitado de su material, lograron llegar hasta “la araña blanca”, donde ya sólo les quedaban por escalar las fisuras de salida para terminar las dificultades de la que, por aquel entonces, era considerada la escalada más arriesgada del mundo.

Antes de aquel luctuoso suceso, Rabadá y Navarro ya eran tenidos como una referencia en el panorama vertical. Las escaladas de la oeste del Naranjo de Bulnes, el espolón del Fire, el espolón del Gallinero, la Brujas al Tozal del Mallo o la norte del Puro, siguen siendo -a pesar de la cantidad de anclajes fijos que han dejado las sucesivas cordadas que han recorrido sus itinerarios- ejemplos de compromiso y dificultad en la escalada.

Tras su muerte, el mundo montañero se volcó en reconocimientos: Homenajes, monolitos, conferencias, nombres de picos, refugios, vías de escalada, documentales, reportajes y libros sobre sus vidas y trayectoria deportiva, han sido realizados inspirándose en su trágica y arrebatadora historia. Sin embargo, más allá del mundillo de la montaña, la ciudad en la que vivieron no ha reconocido públicamente sus valores y, cuando faltan pocos años para que se cumpla medio siglo de su trágica muerte, todavía no hay ningún espacio en Zaragoza que honre su memoria. Lo cual, además de injusto, no deja de ser tragicómico, si tenemos en cuenta que el ayuntamiento baraja denominar todas las calles del nuevo barrio de Arcosur con nombres de videojuegos, según informa la prensa local.

Desde Barrabes queremos aportar nuestro granito de arena a una idea que nos parece de justicia. El periódico Heraldo de Aragón, por medio de su periodista Mariano García, está centralizando la recogida de firmas.

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