La aprobación del Plan de Viabilidad de Arcosur supondrá a corto plazo que los primeros vecinos que lleguen en junio tengan que hacerlo en todoterrenos y con linternas a un barrio casi sin calles.

Después de promesas electorales y de mucho presumir en época de vacas gordas de la urbanización más grande de España, la nueva planificación de la obra se ha hecho de espaldas a los vecinos y con vistas únicamente a salvar los intereses de promotoras ahora que la recesión aprieta.

La ciudadanía puede entender que hay que adaptarse a los tiempos que corren y que el ritmo de las obras tenga que ralentizarse para adecuarse a la mala economía. Sin embargo, la pésima planificación de este proyecto, los continuos retrasos y que, además, las primeras viviendas se vayan a entregar con la urbanización a medias ya no tiene disculpa.

Cientos de familias son las perjudicadas. Llevan años esperando. Algunos ya han pagado hasta 60.000 euros en una vivienda soñada que nunca llega. Ahora que parecía que el proyecto arrancaba, la aprobación de este documento echa por tierra ilusiones y los primeros residentes se van a encontrar con un ambiente fantasmagórico y sin servicios durante muchos años.

El Ayuntamiento de Zaragoza, como parte implicada, ha hecho bien en votar en contra, ya que el Plan no garantiza un barrio en condiciones. Por ello, debe velar para que se cumpla lo prometido en esta primera fase. Más adelante, sí es preciso, podría ralentizarse el ritmo. Todo es cuestión de consensos. Pero en ésta, los vecinos ya no deben ni pueden soportar más engaños e incumplimientos.

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