el 7 - abril - 2021
12 años de lucha en Arcosur: “Nos sentimos abandonados” (Heraldo de Aragón – Abril 2021)
Los vecinos están contentos de vivir en su barrio, pero siguen a la espera del segundo colegio, una línea de autobús que les lleve al centro y zonas verdes. De las 22.815 viviendas proyectadas en su origen, solo hay construidas el 10%. NOTICIA ACTUALIZADA 03/04/2021 A LAS 05:00 B. ALQUÉZAR Arcosur sigue apareciendo a la vista del visitante como un barrio desordenado, en la última frontera del distrito sur de la ciudad que delimita el cuarto cinturón, con bloques de pisos salteados entre solares y un laberinto de calles urbanizadas, algunas sin salida. De las 22.815 viviendas previstas en su día, antes de que llegara la crisis de 2008, la mayoría de protección oficial, solo se han construido 2.389, un 10%. Sin embargo, en sus calles hay mucha vida, la que dan las familias jóvenes que lo han ido poblando en estos años, con niños, muchos niños para los que piden que se construya ya el segundo colegio del barrio, junto a otras reclamaciones como mejoras en el transporte público, zonas verdes, instalaciones deportivas y comercios. “Al principio era como un pueblecito. Nos conocíamos todos y ahora ya ves caras que no son tan familiares. Eso es bueno”, cuenta Patricia Melguizo, que pasea con su perro Yako. Fue una de las primeras vecinas del barrio, que llegaron con las entregas de llaves de las viviendas a partir de 2013. Como servicios más urgentes pide el segundo colegio, que lleva el nombre de la escritora aragonesa Ana María Navales, y que espera esté construido cuando lo necesite ella, que está ahora embarazada. “Hay gente en el Arcosur que ya pertenece a este colegio. Si tardan mucho más no sé cómo lo van a hacer. Cada vez hay más niños”, afirma, junto al solar donde está proyectado. Un terreno vallado en el que el viento hace ondear lazos de colores y escritos dejados por niños del barrio en las protestas en las que se viene pidiendo un “cole ya”. El Gobierno de Aragón lo ha incluido entre los que espera sufragar con fondos europeos. A gusto en el barrio Pese a las carencias, “yo me siento muy a gusto en mi barrio”, responde cuando se le pregunta si se ha arrepentido en algún momento de vivir allí, visto el desarrollo más lento que ha tenido. “El hecho de salir aquí y no encontrarme la aglomeración que me puedo encontrar en el centro, para mí es un privilegio”, asegura, más todavía tras la experiencia del confinamiento por la pandemia de covid-19. “Aquí hay mucho espacio. Me he acostumbrado a esto, como empiecen a construir mucho igual me agobio”, bromea. “Arcosur ha sido siempre lo último. No hemos tenido prioridad”. “Les ha interesado más construir antes Parque Venecia porque estaba el centro comercial”Lamenta que las distintas administraciones no hayan apostado por el desarrollo del barrio, al margen de que se frenara en su día por la crisis económica de 2008. “Arcosur ha sido siempre lo último. No hemos tenido prioridad”, lamenta. Pone como ejemplo el rápido crecimiento de un barrio como Parque Venecia, que nació después junto a Torrero. “Les ha interesado más construir antes Parque Venecia porque estaba el centro comercial, que Arcosur. Y mira el centro comercial de Plaza como está, que es una pena. No hay gente para tanto”, se queja. “Arcosur está muy esparcido. Hay mucho terreno”, reconoce Arturo Gimeno, que ha salido a jugar con su hijo Aleix de 5 años. Pese a las carencias, tampoco se arrepiente de haberse ido a vivir allí. “No, para nada. Muchas veces lo hemos hablado con vecinos y hemos dicho. ‘Esto no podríamos hacerlo si viviéramos en la plaza Salamero ni en San José’. La ventaja que te da es poder bajar con el niño con la bicicleta donde quieras, sin ningún tipo de peligro, sin coches”, explica. Unas ventajas que han visto reafirmadas en el confinamiento, cuando asegura que “nos hemos sentido muy afortunados”. “Aquí podías bajar e irte a cualquier sitio, que no te juntabas con nadie”, cuenta. Disfrutan las zonas comunes de sus viviendas, muchas con piscina. “Hacemos mucha vida allí. Los niños se conocen, juegan juntos”, comenta pelota de fútbol en mano. 12 años de arqueros El sentimiento de orgullo de pertenencia al barrio es compartido por muchos vecinos, que cuentan con una asociación de las más reivindicativas de la ciudad, los Arqueros, que ha cumplido en febrero 12 años de lucha vecinal, de mover Roma con Santiago para que las Administraciones no se olvidaran de sus carencias pese a las crisis. Y casi de poner la primera piedra, porque nació antes incluso de que hubiera viviendas. “En 2009 hubo personas que habiendo comprado antes, en mi caso en el 2004, al ver que no construían nos decidimos unir en una asociación y presionar para que construyeran la urbanización y las viviendas”, explica Jorge Hidalgo, presidente desde hace tres años. El proyecto sufrió retrasos desde sus inicios. “Cuando empezamos a luchar no había nada. Eran todo campos”, recuerda. Ahora, calcula que lo habitan casi 5.000 personas, “más o menos como los que viven en Montecanal o en Rosales del Canal” y estima que “en cinco años habremos duplicado la población”. No tuvieron los pisos terminados hasta noviembre de 2012, lo que obligó a muchos a estar pagando este tiempo un alquiler y la cuota a la cooperativa de viviendas o comunidad de bienes a la que pertenecían. “Entonces se consiguió mucho porque no había nada. Ahora nos cuesta una barbaridad que los políticos nos hagan caso”. Llevan desde 2017 pidiendo algo tan básico como bancos y papeleras, que son un bien escaso. “Nos sentimos abandonados y ninguneados”, insiste. La primera instalación municipal se está construyendo ahora, la casa vecinal”. No hay más que el potrero, que ahora no se puede utilizar por el coronavirus. “Llevamos desde 2012 que no se ha hecho nada. No se ha movido un gramo de asfalto”. En la lista de demandas urge que se construya el segundo colegio y una escuela infantil. “¿Cómo puede ser que el distrito sur no tenga una?”, plantea sobre tres barrios jóvenes llenos de niños como Valdespartera, Rosales del Canal y Arcosur. Entre todos calcula que suman unas 54.000 personas y se han unido para reclamar otros equipamientos comunes como un centro deportivo municipal. En Arcosur no hay apenas tonos verdes. No hay parques para los niños, salvo alguna pequeña instalación en los recintos de viviendas. La más grande es un campo de golf, pero los vecinos quieren darle “otro significado a la zona central del barrio” donde se ubica. “Hace falta construir el barrio definitivamente” “Todo lo que sea avanzar en las zonas del barrio ayuda, aunque no se va a desarrollar donde más población hay”, comenta sobre la decisión del Ayuntamiento de Zaragoza de priorizar la promoción de viviendas en las parcelas más próximas a la ciudad, a los barrios de Valdespartera y Rosales del Canal, para intentar agrupar las nuevas construcciones. Otros vecinos piden que no se olviden los bloques que quedaron aislados, sobre todo, en la zona “norte” del barrio, la situada junto a la Z-40 y Feria de Zaragoza. “Hace falta construir el barrio definitivamente”, afirma. El “sur” del barrio queda junto a Valdespartera, el barrio de protección oficial que sí consiguió culminarse antes de la anterior crisis y llegar a las más de 20.000 viviendas como se pensaba replicar en Arcosur. Jóvenes en busca de pisos grandes y más económicos Al barrio siguen llegando vecinos nuevos y uno de los atractivos continua siendo la posibilidad de comprar un piso más grande, con zonas comunes y a precio asequible. David Madurga es uno de los últimos vecinos. Adquirió su vivienda en 2018 y se vino de Las Delicias. “Como me venía solo en ese momento y era por un piso de buenas calidades y por un precio que me pudiera permitir, decidí venirme aquí, aunque estaba un poco alejado“, comenta. Su piso es de protección oficial, tiene unos 90 metros cuadrados, tres terrazas, piscina, dos plazas de garaje, trastero y le costó unos 150.000 euros. En los tres últimos años afirma que se ha revalorizado 12.000 euros, porque ha tenido que volverlo a tasar recientemente. Reconoce que todavía es un barrio “en formación”, pero lejos de lamentar su elección asegura que se encuentra “encantado”. El confinamiento provocado por la pandemia de covid-19 ha hecho que valore más tener un piso más grande, además de la tranquilidad, aunque entiende que es cuestión “de gustos”, y el ambiente familiar del barrio. “No hay problema de vandalismo”, afirma. Ahora tiene pareja y ella está decidida a mudarse. “Vivo en el centro y me voy a venir a vivir”, asegura Sara Foj, que confiesa que “era el último barrio al que hubiera venido a vivir”, pero con los precios del centro, “el doble que aquí”, ha terminado por convencerse. Ambos echan en falta más servicios, “algún supermercado” y el transporte porque “solo tenemos un autobús, que es la lanzadera que va al tranvía, pero no tenemos ninguno que te conecte con el centro o más frecuencia en la lanzadera”. En los últimos años, antes de la pandemia, las grúas habían vuelto a Arcosur, donde sigue habiendo muchos más solares que edificios. El presidente de Los Arqueros calcula que ahora hay “ocho parcelas en movimiento”, pero es consciente de que la nueva crisis económica va a volver a perjudicar la construcción de viviendas. “El maldito covid le ha cortado las alas a la expansión del barrio. 2020 iba a ser el año del despegue, después de dormir el sueño de los justos desde 2012, pero el covid ha ralentizado todo”. Pese a ello, confía en que Arcosur seguirá creciendo y avanzará la urbanización que falta hasta Valdespartera para terminar con las cicatrices de terreno que todavía les separan. Fuente: https://www.heraldo.es/noticias/aragon/zaragoza/2021/04/03/12-anos-de-lucha-en-arcosur-nos-sentimos-abandonados-1481595.html?autoref=true |