arquerosarcosur el 2 - mayo - 2010

La ocupación ciudadana de los jardines urbanos

Once metros de respiro

Zaragoza cuenta con 800 hectáreas en las 121 zonas verdes repartidas por todos los distritos…

Con la primavera en pleno apogeo, los parques empiezan a contar visitas. Los zaragozanos tienen 800 hectáreas de zonas verdes para escaparse del asfalto –el doble que hace tres años, según fuentes municipales–, repartidas en 121 parques y otras zonas ajardinadas en toda la ciudad. Por cada habitante existen entre 11 y 12 metros cuadrados de espacio verde, por encima de lo que recomienda la OMS –9 metros cuadrados por persona–, una ratio alejada de la de otras ciudades como Vitoria o Pamplona, pero aceptable en una de clima árido como es Zaragoza.

Pasear o leer a la sombra son algunas de las actividades que se realizan en los parques, aunque los elementos más populares son los recreos infantiles. En total, la ciudad suma 2.218 áreas de juegos para niños pequeños. Los parques de la ciudad tampoco podrían entenderse sin el deporte. A quienes los aprovechan para montar en bicicleta, se suman los que dan uso a las 217 zonas deportivas, como canchas de fútbol y baloncesto o pistas de patinaje. Además, claro, de los parques de ejercicio para personas mayores, que en total son 199.

Los hábitos de visita a los parques urbanos han cambiado con los años. Si antes había que cruzarse la ciudad en coche para disfrutar de un día de esparcimiento en el parque Grande, hoy en día el 73,73% de los zaragozanos vive a menos de 300 metros de un espacio de este tipo, según los indicadores europeos de calidad de vida que maneja el Ayuntamiento de Zaragoza.

LOS MÁS GRANDES Aun así, todavía es necesario el vehículo de motor para llegar a uno de los nuevos parques: el Lineal de Plaza. Eso, o buenos pulmones para ir en bici o a pie por la vía verde del canal Imperial. Y, en todo caso, con provisiones de agua. Los escasos usuarios con los que cuenta de momento lamentan que apenas haya fuentes ni zonas de sombra en sus 68 hectáreas.

El Gobierno de Aragón explica que este parque, que costó 12 millones de euros, es una apuesta de futuro relacionada con el crecimiento metropolitano en el sur –la plataforma logística y la Feria de Muestras, pero también el barrio de Arcosur– y que se irá completando con los años. Por ahora, es un desconocido para la mayoría de los ciudadanos.

El Parque del Agua se lleva la palma en metros cuadrados y también en inversión. Casi 100 millones de euros ha costado finalmente esta zona verde que alcanza las 122 hectáreas. Desde su apertura, con motivo de la Expo 2008, le ha quitado al parque Grande –que tiene 39 hectáreas– la gloria de ser el más extenso de Zaragoza. “Ahora comparte el protagonismo de la ciudad con el del Agua, que es un paso más allá en el concepto de parques”, explica Lola Campos, concejala de Medio Ambiente del consistorio.

Los servicios que ofrecen ambos equipamientos son muy diferentes. El ocio en Ranillas es más parecido al de un parque temático: playas artificiales, campo de golf, deportes de aventura e incluso la posibilidad de casarse al aire libre. Es muy extenso, pero su arbolado todavía es poco frondoso, así que una visita al parque del Agua se convierte en toda una excursión. El parque Grande, sin embargo, se ha quedado con la virtud de ser un espacio para actividades más reposadas, como la práctica del yoga o la observación de aves. Su ubicación céntrica y la abundante vegetación que genera amplias zonas de sombra son sus puntos fuertes.

Sin embargo, son ejemplos claros de los diferentes costes que asume el ayuntamiento para el mantenimiento de parques y jardines. Cada año se gasta 2,20 euros por metro cuadrado, un cálculo medio, ya que no todos requieren el mismo tipo de cuidados. La poda es lo más costoso, así que los parques con arbolado alto y abundante son de los más caros. Para su conservación también son necesarias tareas de siega, limpieza y riego.

CON ACTIVIDADES Por otra parte, en el parque Grande, el anfiteatro del Rincón de Goya desapareció, igual que el teatro para títeres. A cambio, llegaron actividades como las clases de pilates o equipamientos como una biblioteca que abre en julio y agosto. Otras nunca se perdieron, como las visitas guiadas al jardín botánico, las clases de patinaje o las carreras de atletismo. Sin olvidar el tren que recorre el parque –da la vuelta al recinto por tres euros, aunque menos veces que antaño– o el alquiler de bicis.

Los fines de semana es cuando más concurrido está el parque, sobre todo los domingos. Jesús Gómez, que lleva 40 años trabajando en el servicio de alquiler de bicicletas da fe de ello. “Cuando más gente hay esde 12 a 15 horas y de 18 a 20”, afirma. Hace décadas que no hay piscina pública, pero la gente sigue bajando en bikini a tomar el sol, sobre todo las jóvenes universitarias del programa Erasmus. Tampoco quedan ya faisanes sueltos por el parque, pero aún siguen los pavos reales y las aves de las jaulas del botánico.

Pero los ciudadanos, y sobre todo los que tienen hijos pequeños, valoran mucho tener parques de proximidad. “Con el Bruil aquí, da pereza ir al parque Grande”, reconoce Ricardo García, vecino de la zona, que baja al área de juegos infantiles casi a diario desde hace cinco años con su hijo. Lamenta el estado en que ha quedado tras las obras del verano pasado: “Sigue sin hierba –la están plantando– y no sé si habrá sitio para hacer este año la hoguera de San Juan”. Y faltan columpios y toboganes en las zonas infantiles. Aparte de algunos incidentes entre transeúntes que se acomodan en una de las esquinas, le encanta vivir junto a este parque, que conecta en su parte trasera con la desembocadura del Huerva. “La terraza es fundamental”, añade.

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=578922


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